Volvió el cole y probablemente muchos de nosotros nos enfrentemos a un
nuevo contexto diferente al que veníamos acostumbrados. Quizás hay un
cambio de escuela de por medio, se trate de un cambio de maestra o
simplemente la adaptación a volver a la rutina escolar. En este
contexto, nos preguntamos desde nuestro punto de vista: ¿Qué síntomas
podríamos encontrar?
Los primeros síntomas que podemos detectar en el colegio, quizás
porque hay una nueva maestra, es que necesiten información -o más
información- sobre qué es el síndrome de Asperger. Podemos acudir a
webs como la Asociación de Asperger de España o de Argentina,
que tienen un montón de material, y llevarla nosotros mismos para
compartirla con las maestras.
Otro síntoma muy común que encontramos es que piensen, o incluso
pensemos, que lo que dice un libro, un folleto o una teoría es
aplicable a todos los niños. Quizás pueda ser buena idea aclarar más
allá de un diagnóstico, cada niño es muy diferente y que, ante todo,
se trata de un niño.
En la colaboración con las escuelas también encontramos el síntoma de
que a nivel de las relaciones sociales, se suele focalizar en las
conductas del niño. A nosotros nos gusta ofrecerles ideas a las
maestras, por ejemplo, recordándoles que las peculiaridades de
nuestros niños con SA pueden ser una buena excusa para hablar entre
todos, por ejemplo, de:
La solidaridad, qué es la amistad para cada uno, y para todos?
o de cómo son las normas sociales y qué sentido tienen...? por qué son importantes?
Al fin y al cabo, si queremos una sociedad más justa, plural, diversa
y donde todos tengamos un lugar, ¿qué mejor que los niños aprendan en
el cole que todos somos diferentes? Y algunos más diferentes que
otros, y que esa diferencia sea celebrada.
En nuestro trabajo de colaboración con las escuelas, encontramos que
creemos que es muy importante abrir canales de comunicación fluida,
compartir el interés en el aprendizaje del niño, así como establecer
relaciones sociales con el equipo docente, con otros padres, con otros
profesionales y con compañeros, los amiguitos.
Finalmente, creemos que trabajando en equipo tenemos más posibilidades
de apoyar a los niños en su proceso de aprendizaje y en este nuevo año
escolar y así contrarrestar el síntoma más peligroso que quizás
podemos tener: el dejar de tener expectativas altas en nuestros niños.
nuevo contexto diferente al que veníamos acostumbrados. Quizás hay un
cambio de escuela de por medio, se trate de un cambio de maestra o
simplemente la adaptación a volver a la rutina escolar. En este
contexto, nos preguntamos desde nuestro punto de vista: ¿Qué síntomas
podríamos encontrar?
Los primeros síntomas que podemos detectar en el colegio, quizás
porque hay una nueva maestra, es que necesiten información -o más
información- sobre qué es el síndrome de Asperger. Podemos acudir a
webs como la Asociación de Asperger de España o de Argentina,
que tienen un montón de material, y llevarla nosotros mismos para
compartirla con las maestras.
Otro síntoma muy común que encontramos es que piensen, o incluso
pensemos, que lo que dice un libro, un folleto o una teoría es
aplicable a todos los niños. Quizás pueda ser buena idea aclarar más
allá de un diagnóstico, cada niño es muy diferente y que, ante todo,
se trata de un niño.
En la colaboración con las escuelas también encontramos el síntoma de
que a nivel de las relaciones sociales, se suele focalizar en las
conductas del niño. A nosotros nos gusta ofrecerles ideas a las
maestras, por ejemplo, recordándoles que las peculiaridades de
nuestros niños con SA pueden ser una buena excusa para hablar entre
todos, por ejemplo, de:
La solidaridad, qué es la amistad para cada uno, y para todos?
o de cómo son las normas sociales y qué sentido tienen...? por qué son importantes?
Al fin y al cabo, si queremos una sociedad más justa, plural, diversa
y donde todos tengamos un lugar, ¿qué mejor que los niños aprendan en
el cole que todos somos diferentes? Y algunos más diferentes que
otros, y que esa diferencia sea celebrada.
En nuestro trabajo de colaboración con las escuelas, encontramos que
creemos que es muy importante abrir canales de comunicación fluida,
compartir el interés en el aprendizaje del niño, así como establecer
relaciones sociales con el equipo docente, con otros padres, con otros
profesionales y con compañeros, los amiguitos.
Finalmente, creemos que trabajando en equipo tenemos más posibilidades
de apoyar a los niños en su proceso de aprendizaje y en este nuevo año
escolar y así contrarrestar el síntoma más peligroso que quizás
podemos tener: el dejar de tener expectativas altas en nuestros niños.