La depresión es una de las problemáticas más frecuentes en la actualidad. A veces, actúa como un enemigo silencioso, apoderándose poco a poco de la persona y alimentándose de su ilusión y de sus ganas de vivir.
La depresión no desaparece de forma espontánea, sino que es necesario desplegar una serie de recursos personales y sociales para poder salir de esta situación. Por este motivo, resulta fundamental pedir ayuda lo antes posible, ya sea a un familiar, a un amigo o a un especialista, evitando así que se prolongue el sufrimiento innecesariamente.
En este punto, cabe mencionar una cuestión importante. Con frecuencia, las personas que sufren depresión tienen dificultades para superarla por sus propios medios y para pedir ayuda. Es habitual que se sientan desesperanzados tras varios intentos infructuosos de salir de ahí, de modo que se convencen de alguna manera de que siempre estarán así. Para los familiares, esta actitud resulta muy dura y a veces se pueden sentir impotentes en el intento de ayudar a su ser querido.
A esa impotencia se suele sumar la sensación de inutilidad e incapacidad de ayudar. Sin embargo, la familia es un recurso muy potente, fundamental y necesario en la superación de la depresión. Todas las personas en nuestra condición de humanos necesitamos contar con una red de apoyo para poder superar las dificultades y compartir nuestras alegrías. Cuando alguien sufre depresión, esa red se hace todavía más necesaria.
Cuando los familiares se sienten perdidos, un recurso muy útil es la terapia familiar. En la terapia familiar se contempla a la persona que sufre depresión en relación con su entorno, ampliando así la mirada y los recursos potenciales. De esta forma, los familiares se convierten en agentes activos del cambio, actuando como un equipo junto a la persona con depresión. Esta estrategia no sólo tiene beneficios para el familiar con depresión, sino para todos los miembros de la familia. Por un lado, impulsa el funcionamiento de esta red de apoyo, guiando a los familiares para que sus esfuerzos no sean en vano. Por otro lado, impide que la persona con depresión se estanque y rompe el bucle de indefensión y de desesperanza en el que se encuentra.
Sumado a esto, se ha de explorar qué connotación tiene la tristeza y la depresión en la familia. La tristeza tiene un significado diferente en cada familia según la dinámica que adoptan. Cada familia tiene su marca particular a la hora de lidiar con la tristeza. El concepto que la familia tiene de la tristeza y la depresión influye determinantemente en cómo la afrontan. Algunas familias piensan que la tristeza es negativa y prefieren evitarla y no hablar de ella. Otras la ven como una emoción necesaria e inevitable y, por tanto, la expresan con naturalidad y la comparten con los demás. De esta forma, se pueden encontrar numerosos ejemplos de formas de entender y actuar frente la tristeza. En terapia familiar se han de poner en evidencia estas dinámicas para poder transformarlas en otras más funcionales que sean más beneficiosas para todos.
Si te encuentras en esta situación y no sabes cómo ayudar a un familiar o a un amigo, pedir ayuda se convierte casi en un deber. Existe toda una red de profesionales dispuestos a ayudarte. Prolongar el sufrimiento no es una opción.
Vanesa Castellanos
¿Cómo ayudar a un familiar con depresión?
La depresión no desaparece de forma espontánea, sino que es necesario desplegar una serie de recursos personales y sociales para poder salir de esta situación.