Cómo evitar los nervios en época de exámenes

Muchos pre universitarios se enfrentan esta semana a las pruebas de acceso a la universidad, más conocidas como selectividad. En esta temporada de exámenes, la ansiedad juega un papel muy importante, tan bueno como malo, antes, durante y después de mismos.

Muchos pre universitarios se enfrentan esta semana a las pruebas de acceso a la universidad, más conocidas como selectividad. En esta temporada de exámenes, la ansiedad juega un papel muy importante, tan bueno como malo, antes, durante y después de los mismos. La ansiedad puede jugarnos malas pasadas, pero si sabemos un poquito más acerca de ella y aprendemos a controlarla, es posible aspirar a lograr buenos resultados y sobre todo alcanzar los objetivos por los que se ha trabajo tan duro. ¿Tienes claro qué es la ansiedad? La ansiedad es uno de los aspectos psicológicos y fisiológicos que nos permite adaptarnos a nuestro entorno ya que actúa como una alarma interna que nos señala algo que nos podría hacer daño o suponer una amenaza. En época de exámenes, la amenaza podría ser que si suspendes esto puede tener consecuencias negativas para tu futuro. Entonces, este “termostato” que nos indica el peligro, se activa cuando sentimos los nervios y se desactiva cuando sentimos alivio. Tener las dos sensaciones al mismo tiempo es imposible y esto nos obliga a aprender a convivir entre esos dos estados. Para regular el “termostato” tenemos que saber que existen dos partes de la ansiedad: la buena y la mala. La buena es la que te activa para estar lo suficientemente alerta como para no estar desmotivado ni pasivo; lo que se traduce en esa sensación de agudeza, de tensa calma y emoción aunque no te sientas paralizado ni muerto de los nervios, sino un punto medio. Y por otro lado está la parte mala, aquella que nos hace sentir fatal, incluso estar enfermos y tener dolor de estómago, insomnio, dolor muscular, etc. ¿Cómo conseguir el punto preciso?  Te recomendamos estos ejercicios: ¡PARA! Relájate.  Cuando estés con una excesiva carga de activación y sientas que ya no puedes más. ¡PARA! Escucha una canción de tu grupo favorito, sal a caminar, desactívate un momento, respira, haz lo que tengas que hacer para desconectar de lo que estabas haciendo. Cuando recobres un poco la calma y te sientas aliviado, retoma la actividad poco a poco. Cuida tu cuerpo. Es esencial que tu cuerpo esté preparado y una de las claves es la alimentación. Cuando estamos muy activados, solemos ir a comer lo que primero pillamos en la nevera o en la máquina de la biblioteca. Esto a la larga reduce el hambre, pero “oxida” tu cuerpo porque lo obliga a utilizar reservas energéticas que podrían estar más optimizadas para cuando verdaderamente las necesites. Una dieta equilibrada es CLAVE. Esto tiene que ir unido a un descanso reparador. Es un error dormir pocas horas. Si comienzas a quitarte muchas horas de sueño tu cuerpo y su “combustible” irán a reserva y no podrás rendir lo que necesites. Duerme lo necesario, lo que usualmente sueles dormir. Optimiza el tiempo:  ¡ORGANÍZATE! Hazte un horario, organiza tus actividades. Contempla también la alimentación, el cuidado de tu cuerpo, las actividades de relajación y por supuesto, el tiempo de trabajo, que no debe superar el límite. Se recomienda un máximo entre 5 y 6 horas, con sus respectivas pausas. No empieces a estudiar muy tarde porque sino estarás solapando muchas actividades y esto te hará sentirte estresado y propenso a activar la parte mala de la ansiedad. Prémiate cada vez que cumplas un objetivo. Sí, así es. Un autoregalo es muy bueno para reforzar tu buen rendimiento.  EVITA PENSAR /ACTUAR
  • Sobregeneralización: Que te haya salido mal un examen no significa que te vayan a salir mál el resto. No interpretes los sucesos negativos como modelos de derrota.
  • Magnificación y/o minimización: Mal de muchos consuelo de tontos. Si suspendes, es un fracaso, pero si lo hacen tus compañeros no lo ves así. El lado opuesto es pensar que cuando apruebas es producto de la suerte.
  • Abstracción selectiva: poner toda la atención en un detalle, sacándolo de contexto. Me estoy examinando y no recuerdo una pregunta, eso significa que voy a suspender.
  • No trates de adivinar el futuro. Es un error. Las cosas siempre van a salir mal, sin darse la posibilidad de que sean neutrales o positivas. Un ejemplo típico de esta distorsión es pensar que irremediablemente se tiene que suspender un examen aun habiendo estudiado.
CONSIGUE PENSAR /ACTUAR
  • Me voy a mantener centrado en el presente. ¿Qué debo hacer? Contestar a las preguntas del examen. Si he estudiado, en principio, no tengo por qué tener problemas.
  • Cuando llegue el estrés, haré una pausa para relajarme.
  • No voy a eliminar el estrés, sino tratar de mantenerlo en proporciones adecuadas.
  • El examen puede ser una situación difícil, pero puedo hacer cosas para manejarlo.
  • No voy a pensar en mi ansiedad, sino simplemente en lo que debo hacer.
Si sigues teniendo dudas, o quieres profundizar en la parte práctica, no dudes en contactar con nosotros. ¡Suerte!

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