Hace unos días, leí un post titulado “Las dietas pueden causar episodios de depresión y ansiedad”. Después de leerlo, no puede evitar pensar que era necesario hacer un par de apuntes generales y que espero que puedan servir para una reflexión más seria. Creo que la sociedad actual se ha volcado en una carrera loca que solamente da importancia a los resultados. Queremos dietas o métodos que provoquen cambios sin tan solo prestar atención al proceso. Así, muchas personas se embarcan ilusionadas en estas aventuras porque el resultado esperado está sobrevalorado por la sociedad: el estado físico, la salud, la belleza, el éxito y la felicidad son considerados como estados naturales de personas fuertes, seguras y carentes de miedo alguno.
Esta situación ha empujado a que familias y personas estén inmersas en un proceso de validación constante fuera de los círculos más íntimos. Esto se logra además gracias a los espacios de divulgación masiva que proponen las redes sociales. La lluvia de selfies y de vanidad pueden reflejar espacios saturados de individualidad, en donde se diluye de manera significativa el cariño y la valoración del espacio íntimo de cada persona (la pareja, la familia, los compañeros de trabajo). Así, el querer estar delgada o delgado pueden ser aspiraciones provocadas “fuera de casa”, y sino; ¿para quién nos ponemos guapos, delgados y fuertes?
En mi opinión, el efecto de la mirada del otro se ha vuelto intangible y cada vez más frágil debido a la desproporción de la comunicación masiva e indirecta a la que estamos expuestos permanentemente. Esto funciona como una especie de sala de espejos, en donde vemos el infinito pero al mismo tiempo nos perdemos en intentar saber realmente cuál de de esos reflejos nos corresponde realmente. Es esto lo que sin duda termina afectando al estado anímico y psicológico de una persona, ya que paradójicamente, mientras más nos evaporamos en la mirada del otro, más queremos que nos miren.
¿Extraña entonces que los trastornos alimenticios y de la personalidad (bipolar y de impulsividad) proliferen? Tal como yo lo veo, y por la forma en lo anuncia el post al que me refería en el inicio, esta es una factura demasiada elevada. Una factura que además se paga por los intentos de responder al infinito y no ser capaz de ver al ser humano real. Dietas, dietas y más dietas, ya no solo restrictivas de alimentos, sino restrictivas de emociones, de alegrías, tristezas y de llantos. En definitiva, dietas restrictivas de humanidad.
Pensemos que es verdad que la salud es un hito nuevo de nuestra sociedad y que la demanda de atención es cada vez más fuerte. Creemos estar hiper informados de las cosas que nos hacen bien o mal. Sin embargo, no podemos olvidarnos que la mirada más útil sobre cómo sentirnos bien está justo a nuestro lado, o en frente ahora mismo. Es quien te espera esta noche o quien te manda un beso o un abrazo solo porque sí. Creo que esa es la dieta que recomiendo, una dieta hiper calórica de cariño y emoción.
Más sobre ansiedad y depresión.
Ramón Carrillo
Dietas anímicas
Creo que la sociedad actual se ha volcado en una carrera loca que solamente da importancia a los resultados. Queremos dietas o métodos que provoquen cambios sin tan solo prestar atención al proceso.