Distinguir el maltrato psicológico en la pareja

La terapia se convierte en el espacio necesario para ayudar a detectar estas señales y actuar en consecuencia para poner fin al maltrato.

En una relación de pareja se pueden ejercer dos tipos de maltrato: el físico y el psicológico. Respecto al físico, cada vez hay más concienciación en la población general de este tipo de violencia y sus fatales consecuencias, por lo que la condena y el repudio que causa es cada día mayor. Sin embargo, el maltrato psicológico está más “normalizado”, por lo que es más difícil de detectar y evidentemente, actuar frente a ello. No obstante, en ningún caso se debe de pasar esto por alto, ya que este tipo de agresiones (que son las más frecuentes) anulan a la víctima del maltrato como persona, fruto de un proceso de desvalorización por parte del maltratador. Las consecuencias se ven reflejadas en sentimientos de culpa y soledad, estrés, ansiedad, insomnio, baja autoestima, tristeza, entre muchos otros. Para detectarlo con mayor facilidad, hemos de atender si hay alguno de estos factores de alarma: 
  • Miedo a hablar con con la pareja por temor a su reacción; 
  • Te aísla (privarte de quedar con tus amistades o familiares); 
  • Te culpa de lo malo que le sucede; desprecia tus logros y te descalifica en presencia de otros; 
  • Te humilla, grita, insulta o amenaza si no haces lo que te pide;
  • Controla tus planes y, finalmente, si te da miedo estar en su presencia (te asusta lo que te pueda hacer) es signo de que tu pareja te está maltratando psicológicamente.
En el mundo tecnológico de hoy en día, es frecuente que el maltratador revise tus chats de WhatsApp o tus redes sociales. También es habitual que en público te ridiculice o menosprecie sutilmente y que descargue sus ataques de ira en ti.  Muchas veces la culpa o vergüenza de la víctima hace que prefiera pasar por alto este tipo de acciones y al no ponerle freno, la conducta agresiva del maltratador se convierte en algo habitual. Por esa razón es importante conocer las señales de alarma que acabamos de mostrar para establecer unos límites bien y saber a partir de qué punto se está agrediendo a alguien y se están violentando sus derechos. En este sentido, la terapia se convierte en el espacio necesario para ayudar a detectar estas señales y actuar en consecuencia para poner fin al maltrato. Además, después de haber sufrido esta clase de abuso, será imprescindible un trabajo psicoterapéutico que permita el cambio de un estado apático a un redescubrimiento de uno mismo, de tal forma que conlleve una mejoría en el estado de ánimo y la calidad de vida. Es sin duda una labor que requerirá esfuerzo y paciencia, pero permitirá también recuperar aquellas facetas de uno mismo que se han podido perder por culpa de haber sufrido maltrato psicológico. Antoni Roig

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