En esta oportunidad me gustaría reflexionar sobre cómo hablamos de los chicos y jóvenes con los que trabajamos, a los que educamos, apoyamos, o criamos y que han sido diagnosticados con TEA (Trastorno del Espectro del Autismo).
Muchas veces decimos que "fulanito ES autista" como si ese rasgo abarcara a toda la persona. O decimos que "sultanito TIENE autismo", como si fuese una COSA objetiva, mensurable, o que se puede incluso ver a través de un microscopio. Quizás podemos pensar que nuestros niños presentan conductas que son llamadas en este momento de una determinada manera y que ante todo, SON niños. De hecho, la intervención intensiva con el método ABA prueba que los niños con dificultades en la comunicación, el lenguaje y la socialización pueden aprender muchas de estas conductas cuando se adapta la forma en la que ellos aprenden a su modo de procesar la información.
Entonces, los rótulos como "ES AUTISTA" a veces parecerían tener un efecto tranquilizador. Por ejemplo, si pensamos que fulanito "ES autista" eso puede funcionar como la causa de todas sus conductas y nos cierra la capacidad de querer entender o encontrar otros significados. Quizás, el niño no tiene problemas de conducta "PORQUE ES AUTISTA" sino que esas conductas que llamamos "autismo" le limitan su capacidad de comunicación y por eso podría estar presentando conductas problemáticas. Entonces, el niño tiene problemas de conducta NO porque SEA AUTISTA sino porque no se puede comunicar de una manera socialmente aceptable. Hilando fino, entonces, podemos ver nuevas posibilidades justamente donde antes no estaban: si el niño no se puede comunicar, ¡enseñémosle a comunicarse de una manera más funcional!
Y tú, ¿"Trabajas con un niño que está rotulado como autista" o "tienes un autista en el aula"?
¿Tu hijo "es" autista o tu hijo "tiene un modo de procesar la información y relacionarse con el mundo" que hoy llamamos TEA y que hay procedimientos de enseñanza e intervenciones terapéuticas personalizadas que le permiten a tu niño aprender siguiendo sus particularidades?
Por todo lo anterior, mi intención es reflexionar estos minutos sobre esa batalla de expectativas altas o falta de expectativas, que aparece en esas comunicaciones sutiles, cotidianas, cuando hablamos entre nosotros sobre los niños que criamos, educamos, tratamos, amamos. Como el lenguaje no es inocente, ahí está una de nuestras batallas cotidianas.
Lejos de manuales con generalidades que nos alejan de la excepcionalidad de cada persona, lejos de fórmulas e intervenciones que pretenden ser aplicables a toda una comunidad de niños, el centrarnos en esos aspectos sutiles del lenguaje puede significar ver menos al "autista" y más al "niño que tenemos delante nuestro". Porque, finalmente y en palabras del biólogo filósofo Maturana, amar es justamente la aceptación de la existencia del otro en el fenómeno del convivir, con legitimidad y respeto que le permite al otro ser ella o él mismo. Fran Urbistondo
Entonces, los rótulos como "ES AUTISTA" a veces parecerían tener un efecto tranquilizador. Por ejemplo, si pensamos que fulanito "ES autista" eso puede funcionar como la causa de todas sus conductas y nos cierra la capacidad de querer entender o encontrar otros significados. Quizás, el niño no tiene problemas de conducta "PORQUE ES AUTISTA" sino que esas conductas que llamamos "autismo" le limitan su capacidad de comunicación y por eso podría estar presentando conductas problemáticas. Entonces, el niño tiene problemas de conducta NO porque SEA AUTISTA sino porque no se puede comunicar de una manera socialmente aceptable. Hilando fino, entonces, podemos ver nuevas posibilidades justamente donde antes no estaban: si el niño no se puede comunicar, ¡enseñémosle a comunicarse de una manera más funcional!
Y tú, ¿"Trabajas con un niño que está rotulado como autista" o "tienes un autista en el aula"?
¿Tu hijo "es" autista o tu hijo "tiene un modo de procesar la información y relacionarse con el mundo" que hoy llamamos TEA y que hay procedimientos de enseñanza e intervenciones terapéuticas personalizadas que le permiten a tu niño aprender siguiendo sus particularidades?
Por todo lo anterior, mi intención es reflexionar estos minutos sobre esa batalla de expectativas altas o falta de expectativas, que aparece en esas comunicaciones sutiles, cotidianas, cuando hablamos entre nosotros sobre los niños que criamos, educamos, tratamos, amamos. Como el lenguaje no es inocente, ahí está una de nuestras batallas cotidianas.
Lejos de manuales con generalidades que nos alejan de la excepcionalidad de cada persona, lejos de fórmulas e intervenciones que pretenden ser aplicables a toda una comunidad de niños, el centrarnos en esos aspectos sutiles del lenguaje puede significar ver menos al "autista" y más al "niño que tenemos delante nuestro". Porque, finalmente y en palabras del biólogo filósofo Maturana, amar es justamente la aceptación de la existencia del otro en el fenómeno del convivir, con legitimidad y respeto que le permite al otro ser ella o él mismo. Fran Urbistondo