La teoría sistémica considera que el comportamiento de un individuo depende en gran medida de sus relaciones; es decir, de su mundo externo. Por ello, la terapia familiar sistémica centra su atención en el circuito de retroalimentación constituido por los efectos que la conducta de cada miembro de la familia tiene sobre los demás, las reacciones de todos ellos y por último, el contexto en donde estas interacciones tienen lugar. Por este motivo, en las sesiones terapéuticas es imprescindible observar a las familias en su totalidad para conocer cómo funciona el sistema como resultado de las interacciones entre sus miembros. Observar dicho funcionamiento, permitirá, al mismo tiempo, entender el motivo de consulta o el síntoma.
La evaluación del sistema familiar conduce hacia la intervención, la cual tiene como objetivo resolver los problemas y ofrecer una solución a las dificultades que presenta la familia. El objetivo básico del terapeuta es ayudar a la familia a construir una nueva narrativa, desarrollando nuevos patrones de sentimientos, conductas e interacciones que abran nuevas perspectivas y posibilidades de acción, siempre en consonancia con las creencias, valores, recursos y características personales de cada individuo y su familia.
A lo largo del proceso terapéutico se fomenta que todos los miembros de la familia se involucren en la terapia y trabajen en colaboración con el terapeuta para conseguir los objetivos acordados. Asimismo, para favorecer el proceso, se procura crear una atmósfera de seguridad dentro del contexto terapéutico, de tal modo que todos se sientan cómodos y en un ambiente de confianza. El terapeuta, por su parte, asume una posición de colaborador, pues considera que los miembros de la familia son los verdaderos expertos en su vida y por lo tanto, la función del terapeuta consiste en facilitar la apertura a nuevas perspectivas.
En última instancia, el objetivo de la terapia es conseguir cambios en el sistema y en las pautas de interacción familiares. Desde el paradigma sistémico se considera que un cambio en cualquier parte del sistema llevará a una modificación del sistema en su totalidad y por lo tanto, que un cambio en uno de los miembros de la familia comportará cambios en el resto de los miembros y en el conjunto de la familia. Así pues, finalmente, una vez conseguido el cambio deseado y logrado un mayor bienestar individual y familiar, el terapeuta acuerda con la familia la finalización del proceso terapéutico, siempre dejando la puerta abierta.
Desde CEPFAMI queremos ayudarte a ti y a tu familia a resolver vuestros problemas y encontrar juntos una solución que os permita deshaceros de vuestro sufrimiento. Os animamos a dar el primer paso hacia el cambio, invitándolos a poneros en contacto con nosotros.
Carlota Marfà
El cambio en Terapia Familiar: de la queja a la solución
A lo largo del proceso terapéutico se fomenta que todos los miembros de la familia se involucren en la terapia y trabajen en colaboración con el terapeuta para conseguir los objetivos acordados.