La autoestima en la infancia y la adolescencia

En la etapa infantil, el individuo depende principalmente de sus principales modelos educativos, es decir sus padres. En este sentido, el grado de autoestima también dependerá en mayor parte de las figuras paternas y de lo que los chicos puedan percibir en su entorno familiar.

¿Qué es la autoestima? Aunque existen muchas definiciones de este concepto, quizás la más común es esta: la valoración positiva o negativa que una persona hace de sí misma en función de los pensamientos, sentimientos y experiencias acerca de ella. En la etapa infantil, el individuo depende principalmente de sus principales modelos educativos, es decir sus padres. En este sentido, el grado de autoestima también dependerá en mayor parte de las figuras paternas y de lo que los chicos puedan percibir en su entorno familiar. Es por este motivo que es tan importante que los padres tengan una buena relación con sus hijos y potenciar así su autoestima desde los primeros años de su vida hasta la etapa adulta. Un niño o adolescente con una buena autoestima, en un futuro será un adulto que se enfrentará correctamente al medio que le rodea y a las situaciones que se le puedan presentar en la vida. Muy probablemente será alguien capaz  de conseguir todo aquello que se proponga, tanto a nivel profesional o personal y que tendrá unas buenas relaciones con otras personas. Y además, será una persona con confianza en la vida, y por lo tanto, más optimista. En cambio, si el niño no desarrolla una buena autoestima, puede caer por ejemplo en una depresión, no tendrá ganas de aprender cosas nuevas o realizar cualquier tipo de actividad, no se relacionará bien con los demás, y esto provocará rechazo en los demás, lo que terminará por repercutir a su vez en su valoración como persona. ¿Cómo pueden los padres potenciar la autoestima de sus hijos? Según Carl Rogers, que fue un destacado psicólogo humanista, “todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime”. En definitiva, todos los seres humanos somos seres sociales que necesitamos el amor y el afecto de nuestros seres queridos para sentirnos aceptados como personas. De esta manera, lo primero que pueden hacer los padres es proporcionar ese afecto a sus hijos y enseñarles a valorarse y quererse como personas, con sus virtudes y defectos, y a la vez que observen esto mismo en sus padres. Si ven que sus padres tienen una buena autoestima, probablemente seguirán este modelo. Además, los padres también pueden poner en práctica las siguientes pautas: - Centrarse en lo que hacen bien y reforzar esas conductas. Si cometen errores, no culpabilizarles sino hablar con ellos acerca de cualquier comportamiento no adecuado y transmitirles que cada error es una experiencia de aprendizaje y una oportunidad para mejorar como persona. - No comparar con ningún hermano u otra persona ya que cada persona es única. El hecho de comparar al niño con otra persona, como por ejemplo decir “tu hermano es más inteligente, saca mejores notas”, le hará sentirse mal y como si no fuera un ser valioso y apto para ello, provocándole desmotivación y disminuyendo su autoestima. - Todos los niños y adolescentes tienen habilidades y los padres pueden ayudar a sus hijos a potenciarlas a través de actividades de su agrado. Por ejemplo, si tenemos el caso de un niño que le encanta dibujar, los padres pueden apuntarle a clases de dibujo para que pueda desarrollar esta habilidad o dibujar con él en casa. Cuando un niño ve que hace algo bien, su autoestima aumenta y se verá con más capacidad de hacer más cosas. Jessica Gálvez

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