Los niños y adolescentes, al igual que los adultos, pasan también por situaciones difíciles de sobrellevar. Ejemplo de esto puede el divorcio de los padres, una enfermedad crónica, la muerte de un familiar cercano, el acoso escolar, la superación escolar, entre muchos otros. La consecuencia de estas situaciones suele hacerse evidente mediante el malestar latente, la presencia de emociones negativas y sobre todo estrés. Es por esto que es muy importante saber cómo abordar las esto como parte del proceso de maduración de una persona.
La resiliencia es la capacidad que tenemos las personas para enfrentarnos y superar las situaciones adversas de la vida. En una situación nueva, todos experimentamos en mayor o menor medida miedo e inseguridad; algo que con la edad y a través de nuestras experiencias, vamos aprendiendo a resolver cada vez con más solvencia. Este debería ser el proceso “normal” de crecimiento.
En el caso de los niños y adolescentes, es evidente que tienen que aprender que la vida no es siempre fácil y que en ella hay momentos agradables y momentos complicados a los que deben enfrentarse. Desde la psicología positiva, una situación difícil no es un problema, sino es una oportunidad para aprender, crecer y fortalecerse como persona. Una vez que los niños hayan resuelto una situación adversa, habrán adquirido habilidades que les hará enfrentarse mejor en un futuro a otras circunstancias similares, además de sentirse con más autoestima y con una mayor sensación de control. Como la resiliencia se relaciona con la autoestima, es muy importante que se trabaje desde la infancia para poder desarrollar esta capacidad.
¿Qué pueden hacer los padres para que los niños sean más resilientes? Los padres deben ser el modelo de sus hijos, porque éstos aprenden de ellos y suelen copiar sus conductas. De esta manera, deberían ver cómo los padres se enfrentan a las adversidades en vez de huir de ellas. Es clave que sean testigos de la forma en la que los padres se sienten responsables de sus vidas y de lo que hacen.
Por otro lado, en el caso de que los niños estén pasando por un mal momento, los padres deben de mostrarse comunicativos con ellos, escucharles, preguntarles acerca de sus emociones, hablar detenidamente con ellos y ayudarles a buscar una solución. Todo esto mientras hacen una lectura positiva de la situación entre todos.
También es conveniente que los padres tengan cierta confianza en sus hijos, que les dejen actuar por ellos mismos y que cometan errores. La posibilidad de equivocarse es precisamente como los chicos podrán aprender y reflexionar sobre sus actos. Está bien que los niños tengan la protección y seguridad de sus padres, pero no hay que sobreprotegerles. Después de una conducta no adecuada, los padres pueden hacer preguntas a los niños como: ¿qué has podido aprender de esto? ¿Qué puedes sacar de positivo de esto que te ha ocurrido?.
Muchas veces puede llegar a ser necesario acudir a ayuda externa y a la intervención a nivel terapéutico, especialmente porque en muchos casos es común que los niños o adolescentes no sepan cómo solucionar alguna situación específica, al mismo tiempo que los padres tampoco cuenten con las herramientas necesarias. Puede ser incluso que haya alguna circunstancia que afecte a todos los miembros de la familia y que sea indispensable una intervención externa.
Es en estos casos en los que podemos trabajar con las familias. En CEPFAMI, ayudamos a niños, adolescentes y al resto de miembros del núcleo familiar a gestionar este tipo de situaciones tanto a nivel terapéutico como a nivel educativo, de modo en que todos puedan mejorar su capacidad de enfrentar situaciones adversas.
Jessica Gálvez
La capacidad de superar situaciones difíciles en niños y adolescentes
La resiliencia es la capacidad que tenemos las personas para enfrentarnos y superar las situaciones adversas de la vida. En una situación nueva, todos experimentamos en mayor o menor medida miedo e inseguridad; algo que con la edad y a través de nuestras experiencias, vamos aprendiendo a resolver cada vez con más solvencia.