Desde nuestro centro fomentamos la terapia familiar siempre que sea posible y siempre que los demás miembros estén de acuerdo. No hay un motivo fijo por el cual una familia tenga que asistir (no tiene que ser por un trastorno o conductas patológicas graves), puede ser por una implementación de reglas de convivencia, unas comunicaciones distorsionadas, por unas interacciones familiares violentas y frías, para mejorar el funcionamiento de las familias, aumentar la comprensión muta, estimular el apoyo emocional o desarrollar estrategias de afrontamiento y habilidades de resolución de problemas.
La terapia familiar trata de analizar los problemas de conducta individuales a través de las interacciones familiares, es decir; examinando los patrones de relación entre los distintos miembros, con la finalidad de resolver problemas y conflictos.
Cuando vienen familias con hijos jóvenes (y no tan jóvenes) podemos utilizar la terapia familiar para ayudarlos a que mejoren su comunicación entre ellos y entre sus hermanos. Sobre todo, es útil cuando el objetivo es mejorar la capacidad de los miembros de la familia a ayudarse mutuamente.
¿Por qué es importante que se impliquen los padres en la terapia?
Es importante porque a través de esta terapia nosotros podemos ayudar a los padres a que ayuden a sus hijos. Es decir, intentamos garantizar que todos participen en el proceso de cambio.
Otro beneficio muy importante es que se potencia la función de pertenencia que de por sí ya tiene la familia y a la vez se potencia la independencia que puede tener una persona dentro del contexto familiar. Aprender a ser independiente, tener confianza en uno mismo y adquirir herramientas indispensables para sobrellevar los problemas y crisis de la vida.
Para las personas, la familia suele estar considerada como el pilar más importante sobre el cual empezamos a crecer y a desarrollarnos como individuos, y también aprendemos sobre roles, deberes, valores, creencias y principios. Por eso la terapia familiar, suele ser una buena terapia, porque ayuda a redescubrir a los miembros y a la vez ayuda a restablecer vínculos y relaciones que se han podido perder por ciertos motivos.
Puede ser que, para algunas personas la terapia familiar sea un conjunto de personas hablando y que se intentan escuchar durante un cierto periodo de tiempo. Pero la realidad es, que cuando nosotros iniciamos este tipo de terapia lo que intentamos hacer en las primeras sesiones es detectar los problemas que hay en la familia en ese momento. Es una especie de “radiografía”, con la cual nosotros vamos a poder trabajar en las siguientes sesiones. Lo que intentamos, es desvelar la identidad de la familia, su personalidad, la forma en la que interactúan y trabajan, etc.
¿Cómo funciona la terapia familiar desde la perspectiva sistémica?
La corriente sistémica es la que más trabaja este tipo de intervenciones, ya que concebimos la familia como un sistema, un conjunto de elementos cuya suma genera un resultado mayor a la simple adición de cada uno de ellos, naciendo de su interacción nuevos elementos, propiedades y características.
Para las personas que trabajamos desde el enfoque sistémico no podemos entender el funcionamiento de un miembro del sistema sin conocer al resto de sus componentes. La familia sería un sistema abierto, receptor de información proveniente del medio y viéndose afectada por el entorno y el intercambio de información. Pero no siempre es así, y entonces, es cuando pueden aparecer problemas.
Nosotros no vamos a pretender modificar de forma directa la conducta problemática, sino cambiar las dinámicas familiares y patrón que provocan, facilitan o le dan utilidad o sentido. Sino que, buscamos un camino más largo para llegar al mismo fin. Es decir, mientras provocamos una mejora y potenciamos las dinámicas familiares también estamos fortaleciendo el sistema y cada uno de sus componentes.
Diana Gonzalo