El inicio del período vacacional siempre es motivo de alegría para quienes aguardan el momento de poder descansar, desconectar de las preocupaciones del día a día, tener tiempo de ocio, viajar…
Otra cosa muy distinta es cuando las vacaciones llegan a su fin y es momento para volver a la rutina de las actividades habituales. Esto puede generar apatía, ya que por muchos este cambio se siente como un viaje de lo placentero a lo estresante. Nos encontramos entonces ante una situación a la que al desencanto de la vuelta de las vacaciones se le suma el desgaste de las tareas rutinarias de estudio y/o trabajo.
Es por esa razón por la que muchos estudios han revelado un aumento de problemas tanto a nivel individual (ansiedad, depresión, etc.) como en las relaciones con los demás (como por ejemplo un aumento del número de divorcios) al finalizar la época vacacional.
Por ello, en este artículo pretendemos dar ciertas claves que sean de ayuda a pasar esta transición de una manera que resulte más cómoda y nos permita iniciar la vuelta a nuestras costumbres ordinarias con el equilibrio necesario para funcionar en las tareas del día a día.
Para ello, debemos en primer lugar dejar de idealizar las vacaciones y menospreciar el resto del tiempo. Si bien es cierto que las vacaciones son un espacio idóneo para el descanso y el ocio, no debemos limitar este tipo de prácticas solo para esos determinados momentos, ya que, si vamos teniendo un reposo progresivo, nos será más llevadero seguir haciendo nuestras actividades diarias. Además, ayudará a ver a las vacaciones como una nueva oportunidad de espacio personal y no como una tregua ante el incesante ritmo de vida al que estamos sometidos. Estas pequeñas ocasiones de invertir tiempo en uno mismo son imprescindibles para ajustarnos correctamente a la etapa post-vacacional.
Por otro lado, es recomendable hacer una incorporación paulatina a la rutina, ya que si empezamos con una alta carga de trabajo, es probable que enfrentemos un aumento del estrés y mayor dificultad en nuestra aclimatación. El ir asumiendo responsabilidades poco a poco será una manera de ir enganchándonos al ritmo de trabajo sin desgastarnos en exceso.
Por último, es de gran ayuda mantener una alimentación sana (sin necesidad de hacer dieta) y practicar deporte, lo que hará que nos sintamos con mayor energía para afrontar los distintos retos del día. De esta manera, podemos allanar el camino de vuelta a lo cotidiano y empezar el retorno con una actitud positiva. Si dicen que reír son unas vacaciones instantáneas, ¿quién nos impide estar de vacaciones todos los días del año…?
Antoni Roig
Las vacaciones y el manejo del estrés cuando se terminan
Debemos en primer lugar dejar de idealizar las vacaciones y menospreciar el resto del tiempo