Cuando la inseguridad en uno mismo y el miedo a perder a la otra persona hacen que tratemos de amar más, el resultado puede ser justamente el contrario: nos podemos ver frente al peligro de perder a quien queremos…
Los celos son emociones negativas que surgen como respuesta ante la sospecha (ya sea real o imaginada) de que la relación de pareja se ve amenazada o está en riesgo de romperse. Su finalidad tiene que ver con el deseo de mantener el vínculo amoroso, aunque realmente esto no termine conduciendo a ello.
Este miedo a ver rota la relación puede estar relacionado con cuestiones sexuales o emocionales. Mientras que los hombres se preocupan más por una hipotética infidelidad sexual de sus parejas, las mujeres temen más una posible infidelidad de tipo emocional. El motivo de los celos puede deberse a múltiples causas, ya sean culturales, de la persona que siente los celos o de la situación (el atractivo físico del “rival”) y el tipo de relación de la pareja (nivel de satisfacción y compromiso, duración de la relación, etc.), entre muchos otros.
Sin embargo, sentir celos no es una emoción sencilla. Se trata de una experiencia emocional intensa compuesta por ira, tristeza y miedo. Y todo esto tiene su origen en la inseguridad de la persona celosa, ya que basa la imagen de sí mismo/a en la relación de pareja. Esta necesidad del otro para refrendar la propia autoestima hace que aparezcan los celos, puesto que ya no hablamos tan solo del miedo a perder a la pareja (físicamente) sino de perder también, en cierto modo, parte de nuestra propia identidad. Es por tanto una situación ciertamente estresante.
Cuando los celos se ponen de manifiesto, es frecuente que lo hagan de manera explosiva, dejando salir toda la rabia acumulada. Es frecuente que predomine también la tristeza y aparezca el llanto y la introversión. No se debe caer en el error de pensar que si sentimos celos es porque queremos mucho a la otra persona, ya que mediante las actitudes celosas se trata a la pareja como una posesión y no como a alguien a quien se quiere. Algunas de estas actitudes son: leer sus mensajes privados, controlar sus llamadas, interrogar al otro, amenazar o mostrar hostilidad, el chantaje emocional, etc.
Por otro lado, se recomienda mantener una comunicación sincera con la pareja, hablándole serenamente sobre cómo te sientes, al tiempo que trabajas tu propia autoestima para valorarte más a ti mismo, dar libertad a tu pareja y tratar de que la confianza mutua sea el valor sobre el que se fundamente la relación. Para ello es necesario establecer unos límites al comienzo de la misma, para que se respete de esta manera la intimidad y el espacio de la otra persona.
Dice Molière que “el celoso ama más pero el que no lo es, ama mejor”, quizás es el momento de reflexionar sobre cómo podemos todos amar un poco mejor…
Antoni Roig
Los celos en la relación de pareja
Sentir celos no es una emoción sencilla. Se trata de una experiencia emocional intensa compuesta por ira, tristeza y miedo.