Como psicólogo y terapeuta familiar muchas veces en mis círculos más íntimos o personas que acabo de conocer, muestran su curiosidad sobre mi trabajo. ¿Qué es un psicólogo? La verdad que en mis propias palabras me costaría definir un concepto tan complejo y que abarca tantos campos. Las definiciones generales nos definen como profesionales de la salud que se ocupan del comportamiento, emociones y acciones de las personas a través de un trabajo de diagnóstico, tratamiento y prevención. Sin embargo, para mí el psicólogo es una figura un poco más abstracta y contiene unos elementos que lo dibujan de una manera diferente.
Sí, los psicólogos también somos humanos. No somos los raros de cada grupo de amigos (sí, es cierto que hay alguno raro, pero no todos somos así). Hemos vivido y vivimos – cada uno en su contexto- como tu amigo o como tú mismo/a. Somos, y a veces seguimos siendo, niños, hemos crecido entre amigos que duran hasta el día de hoy, hemos tenido nuestro primer enamoramiento y primera ruptura de corazón y hemos caminado por la sexualidad con la misma curiosidad que la mayoría de personas. Hemos sufrido, como sufre cualquiera que le hacen sufrir.
Los psicólogos somos aquellos estudiantes que nos preguntamos repetidamente el porqué de las cosas. Aunque nos contesten, nos quedamos muchas veces insatisfechos con la respuesta. Como cada persona tenemos nuestra propia personalidad, no todos los psicólogos somos iguales, la forma de ser de cada uno nos define y a la vez nos diferencia de los demás.
La psicología no para nunca de preguntarse y cuestionarse, siempre tratando de descubrir. Del mismo modo que los psicólogos, la psicología en tanto que ciencia también ha participado de este proceso de crecimiento y madurez. Nuestro campo de estudio abarca desde las ciencias sociales a las naturales, pasando por la filosofía e incluso la física. La psicología aprende pero también enseña, es inclusiva a la vez que complementaria y además dinámica, ya que se adapta a las personas que no somos si no cambio constante. Para los psicólogos siempre supone un reto estudiar la psicología ya que al mismo tiempo nos leemos a nosotros mismo, como personas, como hijos, como padres y por supuesto como aquel vecino o el tendero de tu barrio.
Ah, por cierto, no leemos mentes, ni hacemos psicoanálisis al momento de conocer a alguien. No tenemos súper poderes. Y sí, también nos podemos equivocar. Aprender supone cambio y eso es una parte importante de la base sobre la que trabaja un psicólogo para la recuperación de un malestar. El cambio viene por diferentes variantes humanas que lo construyen como sujeto activo al crecimiento. En este sentido la psicología, en su visión menos técnica, mantiene relación con el arte. ¿Parece raro, verdad? Pero si entendemos el arte como una forma de crear, como una forma de expresar y comunicar le encontramos la relación. La no comunicación ocasiona muchas veces malestar. Si no expresamos una parte de nuestro ser se podría atrofiar y por consiguiente sería más difícil cambiar y crecer.
Eso es lo que soy, un psicólogo.
J. Ramón Carrillo