¿Qué emociones te despierta ver a tu selección jugar el mundial?

¿Sabías que nueve meses después de acabar el Mundial de Alemania, los nacimientos en ese país aumentaron un 15%?

A todas las personas que disfrutan del fútbol, el momento que ven un partido importante, se les activa el área del placer y la satisfacción en su cerebro. Esta es la misma zona que se activa cuando tienen relaciones sexuales y es conocida como córtex del cíngulo anterior.  Como una muestra de esto, según el Centro de Investigación en Asuntos Sociales de Europa, los hombres fanáticos del fútbol admiten que durante un juego, liberan sus emociones sin tapujos. De hecho, el 66% de los más apasionados admite que ha llorado de alegría o tristeza con motivo de un partido. No son pocas las lágrimas que hemos visto después descensos de categoría, finales perdidas o Ligas ganadas en el último minuto. En estos días que se está celebrando el mundial de fútbol de Brasil, podemos ver una cantidad de emociones fuertes que incluso pueden traducirse en acaloradas discusiones entre colegas y amigos.  ¿Qué tiene este deporte que moviliza tanta pasión en todo el mundo? Si tratamos de alejarnos y analizar el juego de forma objetiva, no es más que una competición deportiva, que se practica con un tiempo limitado y con un reglamento que implica a dos bandos en la lucha por lograr la victoria. Los protagonistas son los futbolistas, unos jueces que ejercen autoridad, y no menos importantes, los espectadores. Todos ellos interactuando de manera simultánea en este encuentro, cada uno con unos roles específicos. En este sentido, al tratarse de un enfrentamiento, hay implícita una “lucha” donde ambos equipos combaten para lograr la victoria que supone el mayor logro. La finalidad es ganar, meter más goles que el rival. Pero, ¿qué se gana y/o se pierde realmente? Se gana orgullo y prestigio tras el éxito; se gana un sentimiento de superioridad, aunque simplemente sea por unas horas.  El más fuerte se viste de gloria y hace real todo lo imaginario que ronda antes del partido o campeonato. El perdedor debe asumir el desprestigio, se pone la marca de ser el débil y el que no pudo cumplir las expectativas. El origen etimológico de “Victoria” proviene del contexto militar de la antigua Grecia. Y es que el fútbol logra marcar la mayoría de elementos que actúan en una confrontación; una batalla que se disfruta y comparte por gran parte de la sociedad. Se trata de un fenómeno perfecto para alcanzar la unión “patriótica” con los tuyos, para defender los intereses de los que "pelean" o en este caso juegan. La incertidumbre, el todo puede pasar, el hecho que David pueda vencer a Goliat hace que éste sea un contexto que la psicología sigue de cerca. Se trata de una montaña rusa de emociones. La suerte, el azar, aspectos que no se pueden predecir, son los que actúan y que hacen que todo esto sea verdaderamente muy angustiante y emocionante. Otro aspecto clave que destaca el fútbol es el sentimiento de identificación con unos colores, con un club o con un país. Se trata de sentimientos que actúan como el ingrediente básico para que la euforia se active. Los aficionados se identifican con los jugadores como si fuesen una parte de ellos, como si estuviesen allí jugando. Todo esto sin mencionar el honor, la gloria, el respeto, la justicia y otros valores humanos presentes en el juego. Para los psicólogos, es como ver en un laboratorio todo un conglomerado de emociones. Como decía Maximus en la película Gladiador: “lo que haces en la batalla, hace eco en la eternidad”. ¿Qué selección será recordada por ganar este mundial? Fuente imagen: Diario ABC

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