¿Somos conscientes de lo que sentimos cuando decidimos ir a terapia? ¿Qué motivos nos llevan a acudir a un psicoterapeuta? Muchas veces, cuando decidimos iniciar un proceso psicoterapéutico, nos preguntan en la primera sesión por qué hemos acudido. Las respuestas toman forma de motivos explicativos: “se ha muerto mi padre”, “me han despedido del trabajo”, “no puedo más con mi día a día”… No obstante, el motivo es realmente la consecuencia a estas “posibles hipótesis” que nosotros hemos creado. El motivo es la emoción que esto nos ha provocado: tristeza, ira, miedo, ansiedad… y todo lo que esta emoción conlleva (la forma de relacionarnos, los pensamientos, los actos, la interpretación del mundo, entre otros).
En la práctica, sabemos muy poco acerca de nuestras emociones y de cómo gestionarlas, más aun porque muchas veces nos cuesta identificarlas. Vivimos en una sociedad que tiene prisa, que pasa por la vida de puntillas y nos hemos olvidado de sentir, de vivir cada momento y de permitirnos conectar con las emociones. Las cosas que sentimos nos dan pistas acerca de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y, sobre todo, son adaptativas. Esto significa que las emociones nos llevan a dar una respuesta natural a lo que vivimos y por eso es tan importante experimentarlas.
No hay emociones mejores o peores, no hay emociones que debamos evitar, como por ejemplo la tristeza, la ira o el miedo. Aunque culturalmente se ha extendido el tópico de que hay emociones buenas y malas, llevándonos así a reprimir todo tipo de emoción que nos suponga un malestar, en realidad aquello que sentimos nos llevará a adquirir la destreza que necesitamos para estar mejor. Por ejemplo, en caso de estar triste por la ruptura de una relación, es mejor expresamos y si tenemos ganas, llorar. El llanto es la respuesta natural de la tristeza y nos permite bajar los niveles de estrés, además que servirá para que recibamos el apoyo de los demás, algo que justamente necesitamos en una situación como esta.
Si notas que no consigues emocionarte, es porque probablemente llevas demasiado tiempo dejando esas emociones dentro de ti. Esto es justamente lo que hay que evitar, hay que darles espacio y cabida, no podemos huir de ellas ni prohibírnoslas ya que estaremos actuando contra natura y terminaremos encontrándonos mal. Si no experimentamos emociones desagradables, tampoco sabremos hacerlo con las emociones agradables como la alegría.
En esta línea, el psicoterapeuta puede ayudar a conectar con toda esa emocionalidad, permitiendo así resolver aquellos aspectos que te impiden alcanzar el bienestar. Es importante dejar que las emociones fluyan en terapia, hablar en lenguaje emocional permite averiguar muchas más cosas de las que probablemente hayas considerado nunca. Permiten ir a lo que te ocurre realmente y a lo que realmente necesitas.
¡DÉJALAS SALIR!
Montse Pascual
¿Te permites emocionarte?
Si notas que no consigues emocionarte, es porque probablemente llevas demasiado tiempo dejando esas emociones dentro de ti.