Violencia de género en adolescentes ¿cómo detectarla?

Si existe la sospecha que tu hija adolescente pueda ser víctima de este tipo de situación, en primer lugar se debe crear un ambiente de absoluta confianza donde no se juzgue ni se critique su conducta y sus decisiones.

2 de cada 5 chicas entre los 15 y 19 años sufre violencia de género. Cada vez resulta más frecuente que este tipo de violencia se manifieste en las relaciones entre parejas adolescentes. Por lo tanto, es muy importante detectar a tiempo las señales para poder intervenir. La adolescencia es una de las etapas más sensibles y vulnerables de la vida. Son los años en que pasamos de la infancia a la vida adulta y es un punto crucial en la formación de la personalidad. Entre otras muchas nuevas experiencias, durante estos años comenzamos a adoptar creencias y valores, abrimos la puerta a la curiosidad e idealizamos el amor. La inexperiencia en las relaciones afectivas, en los comportamientos adecuados en las mismas y las creencias disfuncionales del “amor verdadero” sitúan a las jóvenes en una situación de riesgo. Si bien la violencia en parejas adolescentes no ha recibido tanta atención como la violencia en parejas casadas o con convivencia estable, los datos resultan preocupantes. En los últimos años, diversos estudios nos muestran que la violencia de género se ha aumentado en todas sus formas (violencia física, sexual y psicológica) en parejas jóvenes y las investigaciones revelan que 2 de cada 5 chicas de 15 a 19 años es controlada por su pareja varón. Además, el 33% de los jóvenes considera inevitable o aceptable en algunas ocasiones "controlar los horarios de la pareja", "impedir a la pareja que vea a su amistades”, "no permitir que el otro trabaje o estudie" o "decirle lo que puede o no puede hacer". Estas afirmaciones son un reflejo cultural de una sociedad donde el mito del "amor romántico", que como su nombre indica es imposible de alcanzar, se difunde a través de la publicidad, el cine y la literatura. La idea de que por amor hay que estar dispuesto a darlo todo, que los celos forman parte de él, que formar una pareja conlleva anular la individualidad de la persona y el mito tradicional de la "media naranja" implican que la persona está vacía sin su amado, que juntos forman una unidad, y que no existo “yo” sin ti. El hecho de que las relaciones afectivas se construyan sobre el mito del "amor romántico" lleva consigo la restricción de la libertad, la sumisión, el control y la anulación. Cuando hablamos de parejas jóvenes, la mejor prevención que podemos realizar es la de desmitificar un amor que "todo lo puede", y derrotar tópicos como "si duele, es amor". Debemos educar en relaciones sanas e igualitarias donde ambas partes de la pareja se vean animados y realizados en sus proyectos individuales. La violencia suele instalarse de forma gradual en las relaciones y las principales consecuencias recaen en la autoestima de las adolescentes y en su desarrollo vital, lo que puede dar lugar a trastornos de alimentación o de ansiedad, entre otros. Pero también puede influir en su futuro, en la forma de vivir las relaciones una vez adulta. Lamentablemente muchas veces, este tipo de abuso permanece oculto para familiares y amistades, y otras veces, cuando se aprecian señales de su presencia, los padres desconocen la gravedad de la misma o se sienten impotentes para actuar. ¿Qué señales nos pueden ayudar a identificar a una víctima de violencia de género? Estas serían algunas conductas que podríamos observar en una víctima de violencia de género: • Rechazo a hablar de la relación • Llamadas y mensajes constantes, incluso de haber estado con esa persona hace poco • Preferencia a quedarse en casa o a salir solo con el novio • Discusiones constantes • Aislamiento de los amigos o familiares • Presencia de cambios de humor, que antes no tenía • Disminución de la autoestima • Ocultamiento del cuerpo a sus padres, familiares y amigos • Dificultad de concentración en los estudios y disminución repentina del rendimiento escolar • Cambio en la forma de vestir • Abandono de actividades que hacía y le gustaban    ¿Cómo deben actuar los padres? Si existe la sospecha que tu hija adolescente pueda ser víctima de este tipo de situación, en primer lugar se debe crear un ambiente de absoluta confianza donde no se juzgue ni se critique su conducta y sus decisiones. Se debe mantener la comunicación, permitiendo el diálogo, se tiene que buscar ayuda profesional y ofrecer acompañamiento a un servicio especializado. Desde el equipo de CEPFAMI queremos llamar la atención, por un lado, de los jóvenes para que se informen y tengan conocimientos suficientes para no verse involucrados en este tipo de relaciones afectivas, y por otro, de los padres para que presten atención a este tipo de señales que puedan observar en sus hijos/as y así poder prevenir a tiempo. Giulia Agnese

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