Uno de los significados etimológicos de la palabra familia es "grupo de personas que se alimentan juntas en la misma casa". La ingesta de alimentos es, ciertamente, una de las necesidades primarias de los seres humanos; sin embargo, desde el punto de vista de la salud mental, entendemos que el vehículo de la alimentación es la relación entre los miembros de la familia.
Para desarrollarnos como personas son necesarios los afectos, los cuidados, la protección y la generación de vínculos que nos permitan crecer. Y estos vínculos los establecemos primariamente en la familia, un "lugar" privilegiado en el que aprendemos a relacionarnos. Y relacionarnos es comunicar, es transmitir afecto (nutrir de afecto) y también es transitar problemas.
La mayoría de nosotros tenemos la suerte de pertenecer a una familia, en ocasiones a más de una, la familia de procedencia y la familia que creamos. En cada una de ellas desempeñamos un rol diferente, pero en los vínculos que establecemos tienen raíces comunes. De ahí que ante situaciones difíciles optemos por nuestras competencias que hemos aprendido en el caldo de cultivo nutricional familiar y repitamos un modelo aunque a veces este no es efectivo.
Solemos hacer eso de manera natural, pero no diferenciar a veces el escenario donde lo aplicamos puede generar situaciones complicadas que normalmente se reproducen cuando surge un conflicto con alguien que nos relacionamos. Por ejemplo, una persona cuyos padres fallecieron y que se vio obligada a vivir con su tío de carácter muy lejano y duro y que por el otro lado, su abuelo paterno le daba mucho cariño y ternura. Esta persona tuvo que adaptarse de alguna manera a "escuchar" estas dos partes de la vida que se representaban en su tío y su abuelo, que por un lado necesitaba obedecer a su tío ya que si no lo hacía podía ser arriesgado y por otro lado, no podía decir no a su tierno y dulce abuelo. En el futuro esta persona está "nutrida" de esta manera y lo más probable es que cuando se encuentre con alguien o algo donde necesite ser obediente y silencioso, lo sea y que cuando necesite decir no, lo haga, ya que así es como aprendió, le sirvió en su contexto.
En otro tipo de situaciones esto puede no serle útil ¿puede esta persona modificar los patrones para ser más adaptativo? Es una de las posibilidades de la terapia familiar.
Nuestro servicio de terapia familiar aquí

¿Entender mejor a mi familia me puede ayudar a conocerme mejor?
Para desarrollarnos como personas son necesarios los afectos, los cuidados, la protección y la generación de vínculos que nos permitan crecer. Y estos vínculos los establecemos primariamente en la familia, un «lugar» privilegiado en el que aprendemos a relacionarnos.